miércoles, 14 de julio de 2010

Ahora A Dedicarnos A La Calidad De La Educación

Es loable que el Ministerio de Educación haya permitido que el país participara en pruebas internacionales como Pisa y Timms, en la medida en que éstas conllevaban enfrentar a nuestros estudiantes con aquellos de estados con mayor nivel de desarrollo económico y calidad en educación.


Ahora bien, los resultados no pudieron ser más reveladores de la deplorable situación de la calidad educativa en Colombia. En ambas pruebas –que miden, en general, capacidades en lectura, matemáticas, y ciencia– nuestros estudiantes estuvieron por debajo del promedio de los países participantes y, en algunos casos, entre el grupo de naciones con peor desempeño.

Decir que hay que mejorar la calidad de la educación es casi una perogrullada. Teniendo en cuenta que los recursos fiscales y el capital político para emprender reformas son restringidos, se debe tener claridad sobre dónde están los cuellos de botella y cuáles son el tipo de intervenciones que tendrían los mayores retornos en términos de calidad.

Son muchas las hipótesis. ¿Acaso el problema de calidad se debe a una tasa de alumnos por profesor demasiado alta; o el problema radica en la baja calidad de los maestros? ¿Es acaso un problema de deficiencias en la nutrición que reduce las capacidades cognitivas de nuestros alumnos; o es un tema de falta de herramientas de aprendizaje adecuadas para los retos que impone el mundo moderno? ¿Se trata de un inconveniente del esquema de incentivos de nuestros maestros que no remunera de manera acorde a los mejores y tampoco castiga a los de menor desempeño; o acaso habrá que reevaluar, de forma exhaustiva, el pénsum actual para seguir privilegiando razonamiento lógico por encima de la memorización? ¿Será que se trata de un problema de infraestructura inadecuada, con salones de clase atiborrados; o es acaso el hecho de que no se implementan sistemas de monitoreo que permitan identificar a los estudiantes rezagados, razón por la cual los profesores nivelan al grupo por lo bajo, y no por lo alto como lo hacen los profesores en Finlandia? La respuesta a este tipo de interrogantes puede –y debe– redundar en políticas y programas diametralmente diferentes. Por lo tanto, hay que tener una buena idea de dónde se encuentran las restricciones más vinculantes (most binding contraints) que actúan como talanqueras a la calidad de la educación en Colombia, de manera que se pueda actuar directamente sobre ellas. Aunque, hay fuertes indicios de que los mayores problemas se encuentran en la motivación y preparación del cuerpo docente, en el atraso de la educación preescolar, y en un entorno poco estimulante para los estudiantes, consecuencia, entre otras, de las medias jornadas escolares, es clave tener claridad para una formulación de políticas públicas efectivas en la materia.

Esperemos que el próximo Ministro de Educación sepa responder a los anteriores interrogantes e implementar las acciones que conlleven a incrementos en los niveles de calidad. Sólo en la medida en que podamos tener una población educada con calidad, podremos pensar en elevar nuestra competitividad y lograr altos niveles de crecimiento en el largo plazo.

"Sólo en la medida en que podamos tener una población educada con calidad, podremos pensar en elevar nuestra competitividad y lograr altos niveles de crecimiento en el largo plazo".


Publicaciónportafolio.com.co SecciónEditorial - opinión Fecha de publicación 18 de junio de 2010 Autor:Marco A. Llinas Vargas (hgomez@compite.com) Vicepresidente Técnico, Consejo Privado de Competitividad

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